Es extraño que un deporte tan nostálgico como el ciclismo se reescriba cada año con gestas herculanas. Hay otras menos rimbombantes, pero que forman parte del inventario colectivo. Obligado a retirarse en 2013 como ciclista profesional, este año Xavi Florencio (Mont-roig del Camp, 1979) ha vuelto a salir con la grupeta. Esa arteria ilíaca que amenazaba su salud ha pasado a un segundo plano, sin tanto peligro. Este contratiempo prematuro le permitió entrar en el Katusha como director deportivo, papel que se intensifica desde este viernes con el inicio del Giro de Italia.
Junto a Claudio Cozzi, formarán tándem en la dirección técnica del equipo suizo en la ronda italiana. Florencio, fijo en la Vuelta, se ha ganado su presencia en el Giro tras el tercer puesto de Zakarin el año pasado en la prueba española. Volviendo a la transalpina, el de Mont-roig explica que «llevamos un equipo con especialistas para escapadas y luchar por victorias de etapa, no para la general. El primer objetivo es la contrarreloj de Israel de 9,7 kilómetros, con Tony Martin, tres veces campeón del mundo de crono, aunque también tenemos a Dowsett y Würtz. Si podemos lograrlo, o ganar alguna etapa, ya habremos salvado el Giro».